La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos (arterias) como resultado de la función de “bombeo” que tiene el corazón, el volumen sanguíneo, la resistencia de las arterias al flujo y el diámetro de la luz arterial.Cuando esta presión sube se conoce como hipertensión arterial la cual es una enfermedad crónica y degenerativa, controlable de origen multifactorial, que se caracteriza por un aumento sostenido en las cifras de la presión arterial sistólica (PS) por arriba de 140 mmHg , y/o de la presión arterial diastólica (PD) igual o mayor a 90 mmHg.
Epidemiología: Es una enfermedad muy frecuente, asociada al exceso de masa grasa (sobrepeso, obesidad y sedentarismo) que afecta al 35% de los adultos jóvenes y al 68% de los mayores de 65 años. Las muertes anuales que produce la hipertensión arterial se cuentan por decenas de miles en cada país de latinoamérican.
Fisiopatología: Se caracteriza por un aumento de la presión en el interior de los vasos sanguíneos (arterias). Como consecuencia de ello, los vasos sanguíneos se van dañando de forma rápida y progresiva, mediando el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Signos y síntomas: Desafortunadamente, no produce síntomas ni dolor que alerte al paciente, por lo que es extremadamente peligrosa. No obstante los mecanismos fisiopatológicos que producen el incremento en la presión arterial están asociados a perímetros de cintura ≥94 cm en hombres y ≥88 cm en mujeres.
Consecuencias: Favorece la formación de ateromas (bolas de grasa dentro de las arterias), los cuales provocan accidentes cerebrovasculares, agrandamiento del corazón haciéndolo vulnerable a un infarto al miocardio, además de insuficiencia cardíaca, daño irreversible al riñón y genera daños en la retina (los ojos).
Curarse de hipertensión arterial: En la mayoría de los casos podría revertirse, pero sobre todo se puede disminuir y minimizar el riesgo de un evento cardiovascular mortal o no. Las medidas no farmacológicas hasta ahora son las más recomendadas y evitar sus consecuencias. La pérdida de grasa patógena e incremento de la masa muscular son el mejor manejo, ya que tiene un efecto directo del en la disminución de presión arterial. Pero lo más importante sin duda es estar expuesto el menor tiempo a los efectos de la presión arterial elevada (prehipertensión o hipertensión arterial) para evitar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y episodios vasculares mortales o no.
Tratamiento Médico-Nutricio
A) Nutrición Médica basada en la selección un modelo dietario médico-terapéutico apropiado, con el cálculo adecuado de energía (kcal/día) y haciendo énfasis en el diseño en gramos de un perfil de grasas de alta calidad, Cabohidratos simples < 10%; Sodio < 2300 mg/día, recibir la dosis correcta del perfil de fibras (soluble e insoluble) > 25 g/día. Está demostrado que la pérdida de grasa patógena de un 10% disminuir la presión arterial sistólia en 12 mm Hg y presión arterial diastólica en 6.5 mm Hg.
B) Plan de Entrenamiento Científico, con una correcta implantación de ejercicios aeróbicos y ejercicios de fuerza, ya que al consumir una media de 1500 kcal/semana con mejoramiento de masa muscular disminuye la presión arterial desde las primeras semana disminuyendo la exposición a la presión arterial alta y con ello minimizando los riesgos de eventos cardiovaasculares.
Duración del tratamiento: Depende del estado inicial del paciente, pero en promedio puede ser de 1-3 años. Puede incluir desde el control de patologías o la resolución de la obesidad, etc.